Formación de Docentes

Una adecuada formación de los maestros que trabajan Filosofía para Niños es la mejor garantía para obtener los resultados esperados y minimizar los problemas en el trabajo de esta propuesta.

La formación de docentes ha sido un tema difícil desde el inicio de la introducción de Filosofía para Niños. Históricamente, parte importante de las razones para la formación del ICPIC, fueron la preparación de docentes y los criterios que debían regir para considerar a alguien capacitado para trabajar con niños, así como para capacitar docentes con el mismo propósito. Desde 1985, con la formación del ICPIC, este tema y el de la creación de centros de Filosofía para Niños han sido una constante en los encuentros oficiales de este organismo celebrados cada dos años en distintas ciudades del mundo.

A continuación se menciona lo que necesita saber un maestro interesado en llevar Filosofía para Niños a su salón de clase y más adelante se exponen algunos de los criterios necesarios e indispensables para ser formador de docentes en Filosofía para Niños.

Una de las preguntas más comunes cuando se prepara a los maestros para trabajar en Filosofía para Niños es: ¿Tenemos que saber filosofía? ¿Qué tanta filosofía tengo que saber? A mí nunca me gustó la filosofía, ni la entiendo, ¿cómo les voy a enseñar eso a los niños? La respuesta es que sería deseable que el maestro tuviera conocimientos filosóficos básicos; sin embargo, no es indispensable ni lo más importante en su trabajo. Hemos conocido maestros que saben bastante filosofía, pero no son capaces de trabajar con niños y les cuesta mucho trabajo facilitar una comunidad de diálogo filosófico. Más que saber filosofía, es importante que el docente sea sensible hacia la dimensión filosófica de la experiencia de los niños con los que trabaja. Esta sensibilidad implica detectar en los comentarios de los estudiantes aquellos que poseen una veta filosófica y a través de las preguntas adecuadas ayudar al grupo a explotar dicha veta. Por ejemplo, los niños pueden discutir si es bueno que haya zoológicos o si sería mejor que los animales vivieran en libertad. Uno de ellos puede comentar que es bueno porque así se conservan las especies en peligro de extinción.  Otro argumentaría por las ventajas de que estuvieran libres en su hábitat.

El maestro que busca llevar el diálogo a un nivel más filosófico sabrá que aquí es conveniente preguntar al grupo: ¿Cómo sabemos cuando algo es bueno o no? ¿En qué nos basamos para juzgar algo bueno o malo? ¿Qué ventajas y desventajas hay en el hecho de que haya zoológicos? Otra situación es que los niños manifiesten incomodidad porque la escuela no suspendió clases en un día festivo y otras sí lo hicieron. Al decir, “es que no es justo que tengamos clase y otras escuelas no”, el maestro con sensibilidad filosófica podrá preguntar: Según ustedes, ¿qué es lo que hace justo a algo?

También es importante aclarar que más que hablar de filósofos y escuelas, teorías y corrientes filosóficas, el maestro de Filosofía para Niños les imparte filosofía y ellos descubren y desarrollan, el hacer filosofía con su maestro, la dimensión filosófica de sus vidas.

Debido a la ausencia de nombres, fechas y vocabulario técnico de la filosofía tradicional, los niños son libres de pensar en la filosofía y en la práctica de la filosofía de una manera que se relaciona con sus propias ideas, intereses y experiencias. La meta es ayudarlos a moverse de lo rutinario a lo reflexivo, de lo que no se ha considerado a lo que sí se toma en cuenta, del pensamiento cotidiano al pensamiento crítico.

El docente no habla con ellos de lo que plantearon Kant o Descartes, pero sí puede discutir sobre si debemos pensar qué pasaría si todo el mundo actuara como nosotros o si existe un mundo objetivo, independientemente de que yo lo piense o no.

Por supuesto, como ya se mencionó, es deseable que el maestro que trabaja con Filosofía para Niños cada vez se interese más en aprender algo de filosofía a través de la lectura de publicaciones sencillas y accesibles para alguien no familiarizado con estos temas. Un buen comienzo es El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, y Las Preguntas de la vida, de Fernando Savater.

Para comenzar a trabajar con el programa, el maestro debe tomar un curso introductorio de treinta horas. En México, la Federación Mexicana de Filosofía para Niños es el único organismo autorizado para avalar los centros de Filosofía para Niños en el país, y es a través de éstos y sus formadores de docentes, que se realiza la capacitación de quienes van a trabajar con las novelas y los manuales de la propuesta de Filosofía para Niños. Después del curso introductorio, se alienta al maestro para que ponga en práctica el programa. Al iniciar el curso introductorio, los participantes en general ven la conducción o facilitación de una comunidad de diálogo como algo más o menos sencillo; sin embargo, conforme avanzan mediante lecturas teóricas y formando ellos mismos una comunidad de diálogo con la facilitación del formador de docentes, se percatan de que es mucho más complejo de lo que pensaban.

Si dejan pasar tiempo después del curso para facilitar una comunidad de diálogo con sus niños, les va a resultar más difícil animarse a empezar. Por esto se les insta a que lo más pronto posible comiencen a trabajar. De este modo percibirán la riqueza que pueden extraer de los comentarios y argumentos de sus alumnos, así como lo importante que es abrir este espacio en la escuela para permitir el desarrollo de la dimensión filosófica de los niños. Después del curso introductorio y de comenzar a trabajar con sus estudiantes, van a saber si este tipo de labor en comunidad de diálogo les gusta y qué quieren seguir haciendo. En este momento es recomendable que los maestros continúen con el diplomado en Filosofía para Niños.

En el país existen varias ofertas al respecto y la estructura del diplomado varía ligeramente según el centro que lo ofrezca y del formador que lo imparta. Por lo común consta de tres módulos de cuarenta horas cada uno, veinticinco horas de práctica guiada entre el primero y el segundo módulos y otras veinticinco entre el segundo y el tercer módulos. Para graduarse se requiere de un trabajo final que analice la transcripción de una de las sesiones que tuvieron con sus estudiantes.

En total el diplomado consta de ciento veinte horas, y el curso introductorio de Filosofía para Niños constituye el primer módulo. En el diplomado que ofrece el Centro Latinoamericano de Filosofía para Niños, en el primer módulo se tratan las bases teóricas más relevantes que sustentan la propuesta de Lipman, se practica la formación de una comunidad de diálogo con los materiales del programa y se familiariza a los maestros con la prueba de habilidades de razonamiento de Nueva Jersey.

Para ingresar al segundo módulo es requisito grabar en video una de las discusiones en comunidad de diálogo que desarrollan con sus alumnos y seleccionar cinco minutos de esa discusión para analizarla durante este módulo. Después de ver cada grabación se les retroalimenta y en el grupo se discute en qué parte del video se identifican las habilidades de pensamiento que manifiestan los niños, qué tipo de conceptos se manejan y construyen, si éstos son filosóficos o no, y si también se presenta algún aspecto relacionado con la formación valorativa de los estudiantes. Asimismo, se profundiza en los aspectos teóricos del programa; aquí ya no se habla de la historia del programa ni de las novelas y otros materiales, sino de aspectos como el desarrollo de la autoestima y Filosofía para Niños, el mejoramiento de la comprensión de lectura a través del trabajo en la comunidad de diálogo, el desarrollo de la identidad y Filosofía para Niños, entre otros temas.

Una diferencia más del trabajo en el segundo módulo se debe a que los estudiantes planean y conducen una sesión en comunidad de diálogo con base en una de las novelas del programa. Cuando el grupo es grande (entre veinticinco y treinta participantes), se organizan equipos de tres o cuatro para presentar su sesión. Además de estas actividades, en el segundo módulo los participantes realizan la prueba de desarrollo de la identidad de Gerald Adams y se explica la estrecha relación entre el constructo de identidad, los estilos parentales y el trabajo en la comunidad de diálogo.

En el tercer módulo se profundiza en los aspectos teóricos haciendo énfasis en los aspectos relacionados con el desarrollo del pensamiento valorativo y con el de un proyecto personal y social a través del trabajo en la comunidad de diálogo; se estudian las implicaciones del trabajo de Filosofía para Niños para la familia, la escuela y la sociedad.

Centro Latinoamericano de Filosofía para Niños, A.C.
Contacto: jecer [arroba] yahoo.com